Cada fundador opera en un espectro entre Arquitecto y Jardinero. El Arquitecto opera sobre la tesis. Proporcionan las opiniones firmes y las restricciones estructurales que dan forma al producto. El Jardinero opera por observación. Reaccionan a cómo funciona el sistema en la naturaleza, reconociendo que no se puede imponer un comportamiento, solo se puede cultivar. El peligro reside en ambos extremos. Un arquitecto sin jardinero construye monumentos frágiles. Un jardinero sin arquitecto cuida un desastre enorme. Los fundadores más exitosos no se comprometen con una sola identidad. Desarrollan la capacidad de saber cuándo moverse entre ellos, manteniendo la confianza para establecer la estructura y la humildad para escuchar cuando hay resistencia.