La última semana me ha enseñado más sobre este espacio que los últimos años. Vi a una comunidad unirse para hablar por la libertad, por la paz, por los niños de Gaza. Las obras de arte fueron creadas con cuidado, pensamiento, dolor y humanidad. Innumerables personas se presentaron, artistas que apoyaban a artistas, coleccionistas que apoyaban a artistas. La mayoría compró más de una pieza y compartió con orgullo sus adquisiciones, líneas de tiempo que brillaban en rojo, negro, blanco y verde. ¿Sabes a quién no vi? Los autoproclamados mecenas de las artes y líderes de opinión. Guardaron silencio. Sin coleccionismo, sin apoyo de ningún tipo. La fuerza de este espacio proviene de quienes viven y respiran sus valores. No la exageración, no las bolsas, no la cábala. Proviene de los artistas que vierten sus almas en su trabajo, que se apoyan mutuamente y de aquellos que comparten y amplifican sus voces. En pocos días aprendí que lo que realmente importa no es quién grita más fuerte, o quién dice ser un experto, sino aquellos que aparecen cuando más importa. Gracias a @ArtForHumanityx y a los que están detrás de esta iniciativa por organizar una recaudación de fondos tan increíble, y a todos los que se presentaron en apoyo.