Solíamos decir que al leer un libro o comenzar una película, te sentías seguro en manos de los autores. Había una confianza en los escritores entonces que se ha evaporado en gran medida. Ya no nos sentimos seguros de que la historia emocionará o que los personajes nos conquistarán. Demasiados escritores han abusado de nuestra confianza, fallando en su misión de entretenernos. En cambio, ven el uso simplemente como audiencias cautivas para ser sermoneadas, reprendidas o "educadas". La confianza sagrada se rompe.