Encerrarse es una actividad profundamente girardiana: se trata de ignorar los apetitos que, una vez apaciguados, revelan su vacío. Encerrarse es darse cuenta implícitamente de que todo deseo es un deseo de ser y que si apuntas a tu valor más alto, que si no colocas a otros dioses por encima de él y no codicias las posesiones de tu prójimo, puedes liberarte de las distracciones que dividen tu alma y reenfocar todo tu ser en transformarte en quien quieres ser. Se trata de la sobriedad espiritual y de cómo la concentración, el camino estrecho, es el camino hacia la trascendencia
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