Los mercados de capitales de Internet necesitan una capa de lectura.
Web1 nos dio acceso de lectura. Web2 nos permite escribir y contribuir. Web3 agregó propiedad a través de tokens y protocolos.
Pero aquí está el truco: se han invertido miles de millones en escrituras descentralizadas (consenso, producción de bloques, disponibilidad de datos), mientras que la carga de trabajo real de Internet es abrumadoramente lecturas: obtener el estado de la cuenta, las API, los libros de pedidos y el contenido.
Misión de Pipe Network: una Internet abierta, rápida y asequible.
La web de hoy todavía enruta de la misma manera que lo hizo en 1994, construida para la accesibilidad, no para la velocidad.
Las CDN heredadas como Cloudflare, Akamai y Google Cloud parchearon esto con redes troncales privadas y cachés masivos, pero a costa de interrupciones, control de acceso y precios inflados.