Sabemos por el Edicto de Precios de Diocleciano que el precio de enviar 1 kg de grano desde casi cualquier lugar accesible por agua a Roma era de solo 2-5 denarios, menos de un cuarto del salario diario. Tales precios de envío tan bajos significaban que el costo de enviar cartas a través del Mediterráneo, el Mar Negro e incluso a Gran Bretaña era bastante marginal.