En la noche del martes 30 de septiembre, un fuerte terremoto sacudió la región central de Filipinas, particularmente la provincia de Cebú y sus provincias vecinas. Expreso mi cercanía al querido pueblo filipino y, en particular, rezo por los más afectados por las consecuencias del terremoto. Ante cualquier peligro, permanezcamos unidos y solidarios en nuestra confianza en Dios y en la intercesión de nuestra Santísima Madre.