Cuando los hombres se quejan de que su esposa "nunca está de humor", la primera pregunta debería ser "¿sabes siquiera qué la excita?" La mayoría no lo hace. Pueden enumerar lo que los frustra, pero no pueden nombrar lo que la emociona. Los hombres memorizan sus quejas como las escrituras, pero no podrían nombrar una cosa que la haga arder por ellos. Ese es el verdadero problema. Si no sabes qué enciende su fuego, no te sorprendas cuando la llama se apague.