Cualquier escuela que no sea una buena escuela estatal o que no esté entre las 50 mejores debe cerrarse de inmediato. Las personas tontas están al borde de la tiránica en la forma en que obligan a otros a entretenerlos a ellos y a sus ideas sin sentido mostrando sus títulos de posgrado falsos. Dar legitimidad, poder, prestigio y honor a personas que obviamente no son dignas de ese nivel de distinción intelectual es irresponsable y degrada a la sociedad.