Hace unos años, me levantaba entre las 6 y las 7 para revisar los protocolos, animándome en silencio cuando nadie prestaba atención, creyendo que ese era el futuro de la industria, que definitivamente habría un momento de reclamación. Ahora, al levantarme a esta hora, pienso que mejor sería dormir un poco más y luego hablar.