La mayor sorpresa intelectual para mí en los últimos años ha sido aprender cuánto de la comunidad neobrandeisiana ve el control autoritario de Pekín sobre su economía y sociedad como algo a emular en lugar de combatir. No lo esperaba.
El artículo de hoy en Prospect presenta una buena labor para transmitir esa visión, incluyendo la propuesta favorable de enviar a los enemigos del movimiento a campos de reeducación.
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