Todo en la vida tiene un ritmo. El amor, la amistad, los negocios, el crecimiento de todo tipo. Los espacios entre las notas dan forma al ritmo, pero son fáciles de confundir con vacíos en comparación con los sonidos que los rodean. Si te pierdes un compás, en el mejor de los casos, solo se necesita un momento paciente y atento en el espacio para volver a encarrilarte. En el peor de los casos, te niegas a existir en el espacio, te rindes y la canción ha terminado.