La mayoría de las personas cambian cuando los números suben. Seguidores. Vistas. Dinero. De repente actúan como si fueran diferentes. Olvidan los días en que nadie respondía, cuando solían enviar mensajes directos a otros para colaboraciones, cuando tenían hambre. ¿Yo? Nunca seré así. Todos los que me conocen, ya sea en línea o en la vida real, saben que soy la misma persona. La misma energía. El mismo respeto. La misma hambre. Las criptomonedas cambian a muchos. A mí no me cambiaron.