Cada país rico es un país de alta energía. No hay excepciones. La prosperidad proviene de la abundancia de energía. Desde fábricas hasta centros de datos, desde granjas hasta hospitales, el crecimiento económico siempre ha ido de la mano con el aumento del uso de electricidad. La idea de la baja abundancia de energía es un mito. Si queremos más prosperidad, necesitamos más energía.