Estos días no digo mucho, solo te abrazo, sin voz. Cada palabra que he pronunciado está por ahí en algún lugar en el éter, impotente. Mi boca se siente rara cuando hablo, sin pensar. Supongo que lo que quiero decir es que preferiría no explicar más. El mundo es un desastre. Todo lo que tiene sentido se enrolla alrededor de tu torso, como una enredadera- serpentina, subiendo para tener una vista. Tú, impasible, estoico, habiendo soportado todo, alzándote más alto con cada tormenta, creciendo más ancho y más bendecido. Entretejidos, nuestro pequeño ecosistema prospera en una profunda intuición, inalámbrica. No necesitas articular nada. ...